Del uno al todos: perteneciendo a comunidades vivas iluminadas

Seguramente, ustedes pertenecen o han pertenecido a alguna comunidad de prácticas, de profesionales, de mujeres u hombres, amigos, padres, en fin, de individuos que se sienten convocados al encuentro con otros con quienes comparten algo en común. En mi experiencia, en la mayoría de estos casos el encuentro es voluntario y el trabajo que sigue también lo es.

Es en estos espacios cuando UNO deja de lado ciertas miradas más individuales para encontrarse con OTROS que representan el sentir de TODOS y sino de MUCHOS.

La palabra comunidad, viene del latín: “comunitas”, se refiere a un grupo de individuos que tienen ciertos elementos en común, algunos de ellos pueden ser valores, visión de mundo, tareas, o simplemente un grato momento para compartir. Como parte de una comunidad buscamos generar una identidad común que además nos diferencie. En mi experiencia, sus orígenes son siempre nobles, en el camino comienzan a superponerse las interpretaciones variadas de sus miembros que son los que la llevan a la vida y en alguna parte dejan de representarte y esto genera la decisión de seguir o salir.

En mis primeros años laborales, no tenía claro los beneficios de estas comunidades, aun cuando fui parte activa de IATEFL (La Asociación Internacional de Profesores de Inglés como Idioma Extranjero), llegando a ser su presidenta; y habiendo sido miembro fundador y directora de ICF-CHILE – Federación Internacional de Coaches, y hoy siendo parte activa de ODNETWORK – la red de profesionales del Desarrollo Organizacional, he descubierto las ventajas estando dentro de cada una de ellas, como espectadora solo podía imaginarme como era.

Estas comunidades han sido espacios tremendamente satisfactorios y gozosos, y la posibilidad de sostenerlos en el tiempo se vio amenazado casi siempre por las SOMBRAS, las mías y las de OTROS que también se encontraban en comunidad.

Mi querido colega Raúl Pacheco, hace unos años atrás, me introdujo a otro tipo de comunidades, al mundo del Vibrio Fischeri. Estas bellas bacterias, son comunidad y parte integral de los calamares permitiendo que se oculten de sus depredadores al despedir una luz fría que los mantiene en el fondo del mar. Esta comunidad de bacterias llega a su máxima luminosidad SOLO Y SOLO SI se encuentran en un número suficiente de miembros.

Junto a los Vibrio Fischeri, me di cuenta que yo había presenciado momentos de gran luminosidad que se gestaban en encuentros de más de 1, muchas veces de más de 100. Esta luminosidad opacaba a las sombras normales que todos llevábamos, y nos seducía para “lucir” nuestra mejor luz.

No se ustedes, pero cada vez que converso con un nuevo equipo, o soy parte de un nuevo grupo de profesionales me pregunto que los hace “brillar”?, qué los lleva del UNO al TODOS?, cuál es ese gatillador que les va a permitir mantenerse luminosos a pesar de las sombras?

Aun cuando encuentre mis respuestas, lo interesante es la pregunta. Por eso, se la repito: qué hace que tu equipo sea luminoso? Qué los mantiene así? Y cuáles son esa sombras que les impide brillar?

¡Buena suerte brillando juntos!

Walter Giu